jueves, 6 de septiembre de 2007

Casi nada

No me despierta: un mariachi, una ambulancia, un helicoptero, el ladrido de un perro, el silvato del polí, un temblor, ni el jalón de pestañas, el mismísimo despertador, nada, relativamente nada me despierta...

Lo único que me despierta y no me deja volver al sueño es: la lluvia y el viento.

Ayer estuve de malas todo el día y claro, cómo no estar de malas si la noche anterior, no dormí, la lluvia me despertó a las 4 de la mañana, no volví a dormir, sólo dormitaba, mi mente volvía a Cap Ferrer cuando el viento hacia sonar algo que nunca supe si era una ventana, una puerta, un gallo de madera, buscaba todas las mañanas qué demonios era, también en Nantes la lluvia y el viento me despertarón, hasta pasado un tiempo me dí cuenta que había unas campanitas que sonaban muy suave al ritmo del viento, entonces, pienso, no me despertó ese sonido, fue el viento, me preguntán cómo me puede despertar eso, la gente dice que debería relajarme, pues anda, no sé, el caso es que despierto y vuelvo a esa sensación que me es imposible describir, ahora mismo que lo escribo, hasta puedo oler mi habitación en la casa Richet, veo la ventana frente a la cama, el armario de madera, siento en la planta de mis pies ese tapete de mimbre y ese sonido que no puedo olvidar.

Espero no llueva hoy, estoy cansada.

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