domingo, 11 de enero de 2009

Tina

Cuando aún no sale el sol, ella esta lista, avivando el fuego, preparando los "animales" para salir a pastorear. Mientras camina por el monte recoge leña, misma que carga a su espalda. Al regresa, a "su casa" hecha de carrizos y piso de tierra, se hinca frente a un pequeño metate a moler maíz para "echar" tortillas y hacer atole, todo de prisa, los niños deben bajar al arroyo por agua, deben tener todo listo para cuando el sol caliente, Tina, pueda bajar al pueblo a vender una cubeta de atole y sus tortillas.



Tal vez le pidan ayudar en alguna casa para los "quihaceres", tal vez logre juntar unos pesos para comprar unos huarachitos para uno de sus "muchitos" que crecen sin parar y ella no alcanza a cubrir sus cuerpos a la velocidad que estos van cambiando. El niño más pequeño, que trae consigo a su espalda, pronto dejará de caber en su reboso.



Siempre pendiente de la temporada de cosecha y siembra, con su sombrero y su machete, sigue el paso del resto de los hombres en el campo.



Su piel es morena, curtida por el sol y el frió, en sus ojos negros se refleja la vida del campo, su sonrisa muestra sus dientes blancos y su risa se contagia, su larga trenza, sus manos duras, asperas por labrar la tierra.



Así paso su juventud, trabajando y criando a 4 chicos, ella sola, porque el esposo se fue y nunca más volvió, matando un pollo una vez al mes para darles a sus hijos el caldo, la carne para los tamalitos de la venta, cortando "pipes" para frijoles, azando zetas como si fuera carne y para descansar: bajar al río a lavar.



Los hijos crecieron, uno aprendió el oficio de vidriero, otra: secretaria y casada y uno más se fue al norte y desde allá le mandaba a su mamá unos centavitos, mismos que ella guardo y compro una tierrita para tener un cuarto sin agua, sin luz, sin drenaje pero con paredes por donde viento no cruza. Hoy ella y una de sus hijas son dueñas de "restaurante" a la orilla de la carretera, para ofrecer al peregrino que pasa a ver a la Virgen de Juquila: Tlayudas, Frijoles, Quesadillas, Huevos azados en el comal, Estofado y sopa de pasta.



De aquí salen tan deliciosos platillos.

Después de saber su vida, por su propia boca y por anécdotas de mi madre, pensaba en lo duro que trabajo, en el frío que pasaban sus niños en invierno, en las fuerza que necesitaba para trabajar en el campo y pensaba que era muy triste su vida, sin embargo Tina me dijo:

"LA VIDA ES TAN HERMOSA, ES MUY HERMOSA

SOLO HAY QUE SABER LLEVARLA....

PARA SOBREVIVIRLA"

Y por si fuera poco, cuando pregunté cuánto debía del desayuno, me dijo:

-no, no,¡cómo me vas a pagar! ¿qué yo no puedo invitar a mi amiga de la infacia a desayunar?, guarda tu dinero. ¡Yo invito!

Pd. Al despedirme, me pidio ropa usada..."Porque fijate que en monte hay gente muy pobre y necesitan con que taparse"

Y tú que lo tienes todo... ahogandote en un vaso de agua